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8 pasos para ajustar tu planificación sin perder dirección
Planificar es fundamental. Establecer objetivos, proyectar metas y definir pasos
concretos es lo que permite que un emprendimiento o empresa avance con dirección. Sin embargo, la realidad pocas veces se ajusta al papel. Factores externos, cambios internos, nuevas oportunidades o crisis inesperadas suelen exigir ajustes sobre la
marcha. Ante ese panorama, ¿cómo mantener el rumbo sin que cada cambio nos desvíe del propósito original?
En este artículo abordamos cómo las organizaciones pueden adaptarse de forma ágil, sin perder su visión ni comprometer sus valores. Porque tener flexibilidad no implica improvisar, y mantenerse firme no significa ser inflexible.
- Reconocer que el cambio no es enemigo del plan
Un error común es asumir que, al alejarse del plan original, se está fallando. En realidad, los planes deben ser guías, no grilletes. Las mejores organizaciones son aquellas que saben detectar a tiempo cuándo un ajuste no solo es necesario, sino estratégico.
Consejo práctico: Revisá los planes estratégicos al menos una vez por trimestre. No se trata de cambiarlos, sino de preguntarte: “¿Este camino sigue siendo el más eficiente para llegar a nuestro objetivo?”
- Tener una visión clara, pero tácita flexible
La visión es ese norte que no debe moverse. Pero el camino hasta allí sí puede —y debe— cambiar según las circunstancias. Las tácticas pueden ajustarse para responder a nuevas necesidades sin comprometer la esencia del negocio.
Ejemplo concreto: Una pyme que vende productos sustentables puede haber planeado abrir una tienda física en el centro. Pero si surge una oportunidad para asociarse con un marketplace digital con buen tráfico, adaptar la estrategia no es abandonar el objetivo, sino encontrar una ruta más efectiva.
- Involucrar al equipo: comunicar el “por qué”
La ejecución real no se sostiene sin el compromiso de las personas que la llevan a cabo. Cuando un plan cambia, es clave explicar las razones detrás del ajuste. Las personas no se resisten tanto al cambio en sí, sino a los cambios mal comunicados.
Consejo práctico: Ante una reorientación, reunite con los equipos involucrados y compartí el contexto. Mostrá cómo el ajuste responde al propósito mayor y qué rol cumplirá cada uno para hacerlo realidad. Incluir al equipo en el proceso promueve la confianza y la colaboración





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