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Rutinas laborales: ¿por qué implementarlas en la empresa?
En todas las empresas existe lo que podemos llamar hábitos o rutinas laborales. Es decir, una secuencia de métodos, técnicas y costumbres habituales, realizadas con el fin de completar una tarea de la misma manera, todos los días.
En ocasiones, estas rutinas permiten que todas las tareas sean completadas de manera eficiente, en tiempo y en forma. En otras situaciones, algunas rutinas suelen quedar obsoletas con el paso del tiempo, derivando en fallas en los procedimientos, mala calidad en el resultado final y otras consecuencias que pueden ser perjudiciales para el rendimiento de la empresa.
Por este motivo, revisar y actualizar las rutinas laborales debe ser una prioridad de cada líder o responsable de equipo para efectuar los cambios que sean necesarios, a fin de lograr las metas y los resultados sin obstáculos.
¿Cuáles son las consecuencias de no tener una rutina laboral adecuada?
No contar con una rutina laboral que acompañe a cumplir con los objetivos puede resultar en:
- Mala comunicación
Cuando no existe organización en cuanto a las tareas y procedimientos que el equipo debe seguir diariamente, las prioridades no quedan definidas y cada colaborador toma la acción que cree más adecuada, dejando a criterio individual el siguiente paso que debe ser tomado. Esto, finalmente, compromete los resultados que deberían ser obtenidos al seguir un procedimiento determinado.
- Acumulación de tareas pendientes
Cuando no hay instrucciones y direcciones a seguir, es muy probable que las tareas no sean completadas, lo que hace que se terminen acumulando. Esto termina sobrecargando a los colaboradores con más trabajo del que pueden realizar, lo que los lleva a trabajar de manera apurada y bajo presión, arriesgando la calidad de sus resultados y su productividad.
- Insuficiencia de herramientas
Una rutina clara que conduce a los objetivos cuenta con las herramientas y recursos que facilitan la labor de los colaboradores. Al no contar con estos procedimientos definidos, se desconoce cuáles son las herramientas adecuadas y necesarias para optimizar las taras, por lo que la innovación y las oportunidades de mejoras quedan a un lado. Esto puede entorpecer los procedimientos, así como impactar directamente la productividad, la eficiencia y los resultados.
- Pérdida del enfoque
Perder el enfoque y la atención son otras consecuencias de no tener una rutina establecida. Al exponer a los colaboradores a una variedad de tareas por realizar sin una guía que los direccione puede provocar que el enfoque en el objetivo se pierda.
¿Cuáles son los beneficios de una rutina laboral adecuada?
Una buena gestión en la rutina de trabajo puede ayudar en varios aspectos como:
- Aumento de la productividad
Una buena gestión de la rutina hace posible agilizarla, volverla más sencilla y dinámica. Permite cumplir con la entrega de los servicios en tiempo e, incluso, estos pueden aumentarse, generando más ingresos.
- Transparencia en los procesos
No existen dudas sobre qué se debe hacer y cómo seguir, ayudando a los colaboradores a gestionar su tiempo de manera conveniente, identificando las prioridades.
- Concentración en las metas
Con una rutina laboral adecuada es posible lograr los objetivos en periodos de tiempo más reducidos y con un buen rendimiento. A su vez, un buen desempeño por parte de los profesionales puede ser compensado y esto los mantendrá motivados para continuar dando sus mejores esfuerzos.
¿Cómo armamos una rutina laboral exitosa?
Para elaborar una rutina laboral que ayude a lograr los resultados esperados es indispensable implementar las siguientes prácticas:
- Estandarizar y automatizar procesos
- Definir todos los aspectos de las tareas
- Establecer las prioridades identificando los procesos más importantes
- Delegar las tareas considerando las habilidades de cada profesional
- Definir plazos de tiempo para completar las tareas
- Monitorear el desempeño tanto individual como grupal
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